domingo, abril 24

PANDÉBANO-PLAYA DE LAS ARENAS, CANTABRIA

Decidí bajar a Les invernales del Texu

Repuse agua. Refresco mañanero en la fuente,Gore-Tex y a ciclar.

Con la vista puesta en Sotres.


Invernales del Texu. Precioso. No quería irme sin hacer la foto a mi bicicleta allí. El olor, ya sabéis a"cuchu".

No suelo blasfemar, ésta vez tengo que hacerlo: ¡ Joeeee con Sotres! Es como subir una pared. Me bajé en algún tramo... pero subí.


De Sotres al Jitu de Escarandi, en el primer tramo parecido, aunque no tan duro como la subida a Sotres.
Sotres y zig-zag a Pandébano.

Se aprecia a la izquierda, entre las montañas una senda a Puertos de Áliva , Espinama.

Después de unos metros la subida se suaviza hacía el Jitu Escarandi.

 Paz

Aquí sí que rueda bien la BH.

Hayedo


Monte La Llama

Feliz como una perdiz...
Esta zona no la conocía, es preciosa.


Además allí podéis quedaros en un albergue muy acogedor, donde Begoña, la propietaria os recibirá amablemente.

!Ah! y si no os apetece ir en bicicleta...
Allí os la alquilan. Organizan salidas para hacer la vueltona por Picos de Europa. No dejéis de llamar para reservar, también podéis visitar su web.

Albergue La Aldea-Bejes

Bejes

Mira, mira, mira...

Me está mirando. ¡Qué brutal!
De Bejes a Panes, una cadencia muy buena. Veía los kilómetros pasar, y no pensaba en parar en Panes nada más que para comer algo. Los carteles ya indicaban Unquera a pocos kilómetros, así que como iba sin rumbo fijo, tiré millas descubriendo camino.

Y llegué a Unquera, el país de Las Corbatas, de las que se comen. Pero no me apetecían en ese momento. Solo quería seguir pedaleando. Y continué hasta la Playa de Las Arenas en Pechón.

Para ver las olas romper contra las rocas.

Llenar mis manos de cantos rodados, y dejarlos caer de nuevo hasta encontrar tres que llevarme a casa de recuerdo.

Acordarme de mamá como siempre que veo flores de coníferas.
Piñas de los pinos.
De esos que huelen tan bien, cuando el sol los calienta. Así lo canta Manolo García.

Montar mi casita entre flores.

Ver esconderse el sol tras los acantilados, mientras comía cacahuetes.

 Y seguir creyendo que el cielo es siempre azul...


 Y después de la cena, de las letras en el cuaderno, de mirar y mirar los movimientos del mar; el ir y venir de la luz del faro, en la noche plata reflejo de estrellas y mar... me acurruco en el saco; y le doy luz al botoncito de plástico fluorescente con el flash de la cámara. Y así, mirando  hacia "esa", mi luciérnaga...me duermo envuelta en una burbuja de espuma de mar, y la canción de las olas. 

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