Voy...
Simplemente me voy, en bicicleta.
No he trazado ruta con gps. Me llevo un mapa topográfico de la zona por la que creo que voy a ciclar estos días de asueto. Fracción de esta tierra donde nací, Asturies. Para conocerla más, vivirla más. Adentrarme por caminos desconocidos que me lleven dónde nunca fui para así ampliar mi mapa particular. El de las emociones.
Porque en ese mapa, en el de las emociones, si hay una ruta fija trazada. Ser vital. Abierta siempre a las sorpresas; las puestas de sol anaranjadas; las tormentas, ¡cómo no!; y los vientos que me zarandeen haciéndome vibrar por dentro.
Porque sí, soy guerrera, guerrera de paz, y como tal me emociona el duelo con los elementos más salvajes y naturales, donde al final de la lucha me hacen sentir parte de ese aire veloz, aquel rayo del sol, destello de estrella, gota de orbayu y silvido de un pájaro.
Tierra, roca caliza.
Niebla, flor y amanecer...
Me llevo esta vez en las alforjas dos flautas. Para hablar con las aves , para diluirme en el infinito, en los recodos de las profundas grutas negras del espacio. Para escuchar lo que la noche, lo que el buho, lo que el lobo audaz. Deseando que se expanda el sonido y llegue en ondas al fondo del mar.
oooOOOooo
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